por Federico Carrera
La incertidumbre y complejidad del contexto actual es mayor que nunca, afecta a las empresas con operaciones globales, a las que tienen presencia regional, y también a las pymes. El cambio en los hábitos de consumo, la incorporación de la tecnología, la posibilidad de acceder a nuevos mercados y la presencia de nuevos competidores hace que los directivos se vean enfrentados a un último desafío: adaptarse o morir.
¿El resultado?: ansiedad, miedo y hasta rechazo y negación. Sin embargo, aceptar las nuevas reglas del juego y abrazar el cambio es una capacidad vital para aquellos que quieren permanecer en su negocio. Quienes trabajan en compañías multinacionales de distintas industria vieron florecer a su alrededor startups de lo más variado en todo tipo de negocios, muchos de los cuales fracasaron y otros que se transformaron en unicornios. La pregunta que tienen que responder es: ¿cómo nos impacta a nosotros y que podemos hacer al respecto?.
Aquellas industrias con mayor flexibilidad y capacidad de respuesta comenzaron hace tiempo a incorporar metodologías ágiles, desarrollaron nuevas herramientas tecnológicas, modificaron sus procesos e incorporaron profesionales con el famoso “digital mindset”. Pero las empresas productivas y de consumo masivo fueron las últimas en sumarse a la ola disruptiva. Son empresas más burocráticas, con procesos corporativos globales, niveles de aprobación estancos, altos costos fijos, con procesos decisorios lentos y carecen de agilidad para seguirle el ritmo a los bancos, las empresas de seguros, el agro y los servicios, que pudieron moverse con más rapidez para anticiparse al futuro incierto.
Algunos números muestran el atraso de las compañías locales respecto a las del resto del mundo. Las empresas locales de consumo masivo logran que entre 1% y el 3% de sus ventas totales sean con medios digitales, en oriente esas cifras han superado los dos dígitos hace tiempo. Teniendo una diferencia tan grande, la oportunidad para aprender, diseñar, implementar y ejecutar es inmensa y el principal obstáculo sigue estando en el seno de las organizaciones.
El cambio en una empresa de más de 1.000 personas no llega de un día para el otro y lograr el impacto en el modelo de negocio y en todas las áreas internas, alcanzando al consumidor de manera efectiva y sin dañar la cadena de valor, requiere una formulación estratégica que contemple todos los criterios necesarios.
Para que la transformación digital en las empresas de consumo masivo sea exitosa es necesario partir de un buen diagnóstico, involucrar a los directores de las distintas áreas e incorporar profesionales con competencias adecuadas para sumar a los equipos y comenzar el proceso con un plan de acción realista.
Las competencias que debe incorporar el sector, las cuales puede buscar en el mercado laboral, son variadas y complementarias. Ser “digital mindset” implica asumir riesgos, ser permeable al aprendizaje continuo y al trabajo colaborativo, innovar constantemente, ser flexible y poner al consumidor en el centro de la escena, moviendo al negocio del eje y permitiendo cambios acelerados y disruptivos.
Muchas empresas ya empezaron a implementar el cambio. Algunas opciones que se contemplan son desarrollar sus propias incubadoras de negocio, realizar programas de incorporación de líderes disruptivos, desarrollar sus propias plataformas tecnológicas internamente e implementar lentamente los aprendizajes que tuvieron en países vecinos.
Lo cierto es que el mundo está cambiando, los nuevos consumidores están ansiosos por escuchar nuevas propuestas de valor y las empresas de consumo masivo ya se están preparando para lograrlo.
(*): Cofundador y director de la consultora High Flow.